Regalos de la vida

La vida nos hace regalos cada día, mas en muchas ocasiones andamos tan concentrados en nuestros problemas o rutina diaria que ni siquiera reparamos en ellos. Quiero compartir con ustedes uno de esos regalos que la vida me dió justamente a un día de que terminara el año 2017.

Había quedado con mi grupo de amigos para ver la puesta de sol mientras compartíamos vino y charlas de como nos había ido en el año, nada como hablar sobre las metas logradas con en sonido de las olas rompiendo en la arena junto a una vista privilegiada. Vivir en esta isla trae la ventaja de poder presenciar el sol perderse en el mar, ver la luz del día degradarse sobre el agua es algo mágico. Cada uno de nosotros había llevado algo, yo me agencié un vino de uvas, otro llevó galletas dulces, un kake, era una especie de picnic. Mientras hablábamos de amigos ausentes y de cuanta cosa se nos ocurriera, de la nada, apareció entre nosotros un perro, callejero tal vez pero muy bien cuidado. Siempre me pregunto que tendré yo para los perros, tal vez sea alguna hormona que emano o quizás en otra vida fui de cuatro patas, no lo sé, solo sé que soy como imán para ellos, y a su vez esos animalitos nunca dejan de soprenderme.

Se acercó tal vez por el olor a comida, quien sabe. Al ver que todo eran dulces se alejó un poco y comenzó a adentrarce al mar. Comenzó a arremolinarse en el agua, disfrutando cada segundo, a todos nos pareció muy gracioso. Minutos más tarde me llamó la atención que nadara con dirección a unas piedras que se encontraban justo en medio del mar a unos 15 o 20 metros de la orilla. Cómo si supiera muy bien lo que hace, o como quien hace alguna rutina, escaló las piedras cual profesional y se quedó allí muy tranquilo mirando al horizonte, observando la puesta de sol. 

Maldije una y mil veces no llevar mi camara profesional, pero a falta de la camara, celular en mano me dispuse a tomar algunas instantáneas. Puedo con confianza decir que él no abandonó el lugar hasta que el sol se escondió totalmente. Dicen que una imagen vale más que mil palabras, por tanto les dejo abajo la foto, que encierra ese momento mágico y especial donde este perrito ve la puesta del sol. No sin antes dejarle la moraleja de este post, la vida a veces nos suele llevar muy agitados, muchas veces somos robots que hacemos lo mismo día tras día, pero mi consejo es tómense unos minutos para mirar al cielo, ver las formas de las nubes, ver esa flor nueva que esta naciendo de un arbol, sentir el viento en tu cara. Despéinate, escucha la música que te gusta a todo volumen, canta, baila, cualquier simple detalle puede cambiarnos el día. No dejemos que la rutina nos convierta en seres frios, ajenos a estas simples cosas que suceden a nuestro alrededor. Ese perrito me dio una lección de vida, no olvidemos que no es un día más sino un día menos, así que aprovechémoslo.


Comentarios

Publicar un comentario