Jessy: una amiga nueva

No se si será que tengo un imán para los perros o que algo en mis feromonas despliega algún olor especial que les hace pensar "ESTA ES DE LOS NUESTROS". Será que soy media tonta en cuanto a perros se trata. Solo sé que esta escena la he vivido una y otra vez y casi siempre el final es triste. 
 
La protagosita de estas lineas se llama Jessy, inicialmente era la mascota de mi vecino quien hace más de un mes la ha botado a la calle y a quien no le importa lo que a Jessy le suceda. No es la primera vez que mi vecino hace cosas como ésta. En casa, mi suegra a diario le ofrece agua y en las noches le bajamos comida. Me duele tanto salir y verla en medio de la calle mirando hacia el cielo, buscando nuestro balcón tal vez, en busca de comida, una caricia, un techo. Jessy se ha convertido en mi compañía camino al trabajo, tanto que todos infieren que es mia.Y cuando cierro la puerta de la entrada ella golpea el cristal con su pata como diciendo: "déjame entrar". Ahí se queda hasta que por aburrimiento o cansancio decide irse a Dios sabe que lugar. Ya en la tarde me espera en la entrada de casa, con paciencia y no sé quien de las dos se alegra más al vernos. Lástima que no pueda subirla a casa porque ya contamos con cuatro caninos (dos han sido recogidas de las garras del mismo vecino) y no podemos con un inquilino más. 

Hacía más de dos semanas que no aparecía, me preocupaba inmensamente su paradero, temí que la hubieran recogido esos que recogen a los perros abandonados, o algo peor que no quiero ni volver a imaginar. Noches y noches debatiéndome en la angustia de que había sido de ella. Ayer de regreso a casa, así sin esperarla ya, ahí estaba, junto a mi puerta, más flacucha y un poco sucia pero igual de juguetona. Cuando la vi la llamé por su nombre emocionada como quien llama a un amigo que no ve hace siglos. Alguien que caminaba cerca de mí pensó que había llamado a una persona a causa de mi euforia al verla, y terminó preguntándome: "¿Toda esa emoción por un perro?... No le pases la mano que seguro tiene garrapatas." No supe contestarle, aunque creo que con mi mirada fulminante le dije mil cosas. La acaricié, y ella me respondió cada caricia. Soy feliz con verla cada día, pero inmensamente triste por su destino incierto. Qué mezcla de sentimientos encontrados!!!

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